El Ministerio de Igualdad ha puesto en marcha una campaña para concienciar sobre el consumo de pornografía en adolescentes y jóvenes. Una campaña muy necesaria puesto que cada vez los adolescentes acceden a la pornografía a edades más tempranas, recibiendo una educación sexual a través de unos estereotipos y prácticas violentas, muy alejadas de la sexualidad positiva. La campaña puede seguirse en las redes sociales a través del hashtag #vamosahablardepornografía. Toda la información de la campaña puedes encontrarla en la web del Ministerio.
Canales de acceso al porno
Los datos hablan por sí solos. La mayoría de los jóvenes y adolescentes reciben pornografía a través del móvil de forma accidental, pasando después a compartir entre grupos de iguales o buscarlo activamente. La ausencia de filtros para el acceso libre a la pornografía es un grave problema.
La inmensa mayoría de la pornografía proyecta una imagen de las relaciones sexuales entre hombres y mujeres basadas en la dominación y la violencia, llegando incluso a mostrar violaciones grupales como formas normalizadas de relaciones. Según el Instituto Vasco de la Mujer (Emakunde), el 88,2% del porno contiene violencia física o verbal contra las mujeres. “Lo normal en un vídeo porno es que haya violencia, aunque no veas a una persona pegando a otra. Por ejemplo, puedes ver a una chica completamente rasurada, con facciones infantiles, vestida de colegiala y eso es una apología de la pedofilia”, evalúa Uxía López Mejuto que ha investigado sobre el tema.
Para Juan José (22 años), entrevistado en la investigación, el problema principal es que los adolescentes “deberían saber que todo lo que se ve en el porno está pactado y que no es real”. El joven señala que “el porno suele ser violento” y que, de imitarse, solo generaría relaciones “muy violentas”. En la misma línea, Ares (24 años) cuenta que poner en práctica, especialmente sin el consentimiento de la otra persona, lo que se ve en este tipo de vídeos puede llegar “demasiado lejos”. Recuerda que cuando era más joven se sentía “presionado” por una expareja que le insistía en llevar la ficción a la realidad y que incluso le “chantajeaba emocionalmente”.
Datos del Ministerio de Igualdad sobre el consumo de pornografía entre los jóvenes
- Para el 30% de los adolescentes, la pornografía es la única fuente de información sobre sexualidad
- El 52,1% de quienes ven porno habitualmente reconocen que ha influido mucho o bastante en sus relaciones sexuales
- El 54,1% de adolescentes cree que la pornografía da ideas para sus propias experiencias sexuales (en mayor medida en ellos que en ellas)
- Las principales fuentes de acceso a pornografía son las siguientes: 51,2% por grupos de iguales, 28,5% por búsqueda activa y el 17,4% de forma accidental
- Ocho de cada diez jóvenes dicen que es fácil acceder a contenidos pornográficos por primera vez
- Tres de cada diez adolescentes consumen porno todas las semanas
- El 50,2% de los/las jóvenes se lo oculta a su familia (las mujeres más que los hombres)
- Para aclarar sus dudas los adolescentes acuden a sus amistades (72,8%) e Internet (69,1%)
Pornografía como escuela de sexo
Reflexionemos, hablemos sin miedo, compartamos
Es imprescindible perder el miedo a hablar de sexualidad y que podamos hablar de ello con nuestros padres y con adultos responsables. En nuestro caso, los profesores podemos ser de gran ayuda. Podemos conversar sobre qué es y qué no es una sexualidad positiva para que cuando tengáis relaciones sexuales con otras personas las relaciones estén basadas en el respeto mutuo, el consentimiento y el afecto, algo totalmente alejado del porno que se consume en las webs que existen actualmente. Si solo habláis de sexo con vuestros iguales, es posible que todos tengáis la misma imagen obtenida del porno. Una imagen distorsionada y muy dañina.
¡Hablemos de sexo con naturalidad y sin vergüenza!