Este domingo 8 de marzo las calles de todo el mundo se volverán a llenar de mujeres y hombres que reivindican algo básico: igualdad entre mujeres y hombres. Una igualdad real, en todos los aspetos de la vida para que el hecho de ser mujer no sea un problema añadido en tu vida. Esta lucha por la igualdad es la bandera del feminismo.
DISCRIMINACIÓN LABORAL
Las mujeres han sufrido históricamente discriminación en los trabajos. Cobran menos por hacer el mismo trabajo y apenas ocupan cargos de responsablidad en las empresas e instituciones. Es lo que los expertos llaman un techo de cristial, que les impide alcanzar todo su potencial profesional. Condicionadas por la maternidad, por otra parte, muchas mujeres deben elegir entre ser madres o tener una carrera profesional. Pero muchas otras veces, simplemente los puestos directivos de las empresas están ocupados por los hombres, así como los órganos rectores de instuticones universitarias, o en los diversos ámbitos del Estado. En un mundo paritario, donde somos aproximadamente la mitad de hombres y mujeres, los primeros están en lo más alto de la judicatura, de las gandes y medianas empresas, de los partidos políticos, así como de organizaciones empresariales o sindicatos. ¿Esto es igualdad?
LA DOBLE JORNADA
¿Y del trabajo en casa? ¿Se reconoce el tabajo realizado por millones de mujeres en todo el mundo en sus casas? Atienden a los niños y niñas, cuidan de nuestros mayores, hacen las tareas domésticas… es un trabajo interminable y diario que está silenciado, ocultado porque normalizamos que sean ellas quienes lo hagan. ¿Dónde estamos los hombres? ¿Cuándo vamos a asumir nuestra responsabilidad para que el trabajo en casa sea compartido entre todos? Tampoco en este terreno hay igualdad.
SOLO SÍ ES SÍ, LO DEMÁS UNA AGRESIÓN SEXUAL
Por otro lado está el derecho de todas las mujeres a vivir sin miedo su propia vida, su propia sexualidad, sus decisiones respeto a las relaciones sexuales. El derecho a no ser intimidades, a ser respetadas por su forma de vestir o sentir, en la calle, en su casa, en el ámbito privado y en el público. Las mujeres tienen derecho a no ser acosadas en la calle, a no recibir humillaciones o vejaciones. Mucho más graves son las agresiones sexuales, muchas veces enmascaradas en situaciones de sometimiento o un supuesto consentmiento no expreso. Afortunadamente, la nueva ley especifica que sólo sí es sí, y hace del consentimiento expreso y libre la única forma de permitir las relaciones sexuales. Cualquier otra conducta sexual hacia la mujer será considerada como una agresión sexual, se haga individualmente o en grupo, cuando no exista el consentimiento libre, expreso y sin coacción de la mujer.
SIGUEN ASESINANDO MUJERES
Por último, el aspecto más importante. Hay hombres que siguen asesinando mujeres por el hecho de serlo. El machismo mata mujeres cada día, en España y en el resto del mundo. Una lacra que no la cometen psicópatas ni asesinos en serie, sino personas normales que deciden poner fin a la vida de sus parejas o ex parejas. No se llega al asesinato de un día para otro, hay una serie de síntomas previos: el control dl hombre hacia la mujer, agresiones psicológicas o físicas, aislamiento de las mujeres de sus amigas, vivencia de la relación con el hombre de exclusvidad. Tienes más información en esta página del blog.
PIDE AYUDA
Ya sabes, ante la más mínima duda sobre si estás sufriendo agresiones psicológicas o físicas, llama al teléfono 016 que no deja huella, aunque deberás borrarlo de la lista de llamadas. Ahí te darán información y ayuda para salir del pozo. ¡No estás sola!
NOSOTROS, LOS HOMBRES
Los hombres nos sentimos interpelados por el feminismo. Tenemos que aprender a responsabilizarnos de ámbitos que hemos dejado en manos de las mujeres y ceder cuotas de poder en ámbitos exclusivamente masculinos. Lo más importante, sin embargo, es cambiar la cultura machista, la forma de pensar por la cual somos los elegidos y la mujer debe estar a nuestro servicio. Debemos tratar bien a las mujeres, respetarlas, apoyarlas en sus decisiones profesionales, dar pasos atrás para que ellas den pasos adelante. Y desde luego, abandonar la consideración de la mujer como objeto sexual, especialmente en los ámbitos privados donde el machismo tiene su reducto, o cuando estamos solos con otros hombres. Las mujeres son nuestras compañeras, hijas o madres, no son objetos. Nuestro reto como hombres es reflexionar sobre nuestro machismo, nustras prácticas que tenemos asumidas como normales y cambiar, absolutamente y radicalmente.
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